Gastón Alvear Gómez, politólogo, presenta en este artículo un análisis comparativo entre el conflicto proletario-burgués en Marx y Engels y la conceptualización de “amigo-enemigo” de Carl Schmitt. Para ello, Alvear estructura su análisis en tres apartados:
Primera sección, el conflicto según Schmitt. Dicho autor define la política como un conflicto existencial basado en la distinción entre «amigo» y «enemigo». Este antagonismo va más allá del ámbito estatal, centrándose en una confrontación pública que garantiza la supervivencia de un grupo frente a otro. Para Schmitt, el enemigo no es moralmente malo, sino esencialmente diferente, y el conflicto se intensifica a medida que se vuelve más político. En una sociedad sin conflicto, según Schmitt, lo político desaparecería, pues no existiría la distinción fundamental entre «amigo» y «enemigo».
Segunda sección, el conflicto según Marx y Engels. Marx y Engels presentan la historia como una constante lucha de clases por el control de los medios de producción, especialmente entre burguesía y proletariado. La burguesía, tras derrocar el sistema feudal, establece un modelo basado en el interés individual y la explotación económica, subordinado lo político a lo económico. En respuesta, el proletariado necesita unirse y fortalecerse para derrocar a la clase dominante mediante un conflicto violento y, así, instaurar una sociedad que elimine las instituciones burguesas, como el Estado y la familia.
Tercera sección, el autor identifica tres puntos clave en la comparación: Ambos enfoques consideran el conflicto como base del cambio político; para ambos, la lucha es necesaria para la supervivencia de un grupo, lo que confiere un sentido político al conflicto en cada contexto. No obstante, existe una diferencia notable en el rol de la economía. Mientras que Marx y Engels ven la economía como motor del conflicto, Schmitt insiste en que lo político no debe subordinarse a lo económico.
Con respecto al último punto, Alvear cita a Paredes Goicochea y Martín Cortés para profundizar. Goicochea sostiene que la teoría marxista subordina lo político a aspectos económicos y técnicos, aunque no exclusivamente. Posteriormente, se cita a Cortés complementando esta visión al señalar que el conflicto puede implicar una tensión entre lo económico y lo político, sugiriendo que, aunque ambos aspectos están relacionados, no todo conflicto es únicamente político.
Finalmente, el autor concluye que la teoría marxista puede ser analizada desde la perspectiva de Schmitt, ya que ambos reconocen el conflicto como esencial para la supervivencia humana. Todo conflicto puede interpretarse como una expresión de lo político, y la distinción entre “el otro” y “nosotros” permite tanto la unión como la separación de un grupo frente a las amenazas de supervivencia.